Tu restaurante necesita tener una cultura propia.

Cultura de restaurante… te suena, ¿verdad? Seguramente ya hayas oído hablar antes de la importancia de que tu establecimiento tenga una cultura bien definida. Realmente es uno de los aspectos fundamentales que tienen en común todos los restaurantes de éxito, el alma que los guía. Es una especie de faro que atrae a tus clientes hacia la experiencia que pretendes ofrecerles.

Si tuviéramos que definir qué es eso de la cultura de un negocio de hostelería diríamos que es, ante todo, un sentimiento. Un conjunto de emociones, normas y comportamientos que componen los valores centrales de tu restaurante.

Estos valores fundamentales tienen un impacto sobre tu restaurante que repercute directamente en la marca y en ti mismo. Se convierten en una brújula para la toma de decisiones y te mantienen en el camino que define quién eres.

De hecho, sin unos valores que te diferencien de tu competencia pones en riesgo la identidad de tu marca y la supervivencia de la misma.

Si no estás seguro de quién eres y qué representas, ¿cómo esperas atraer talento o clientes para tu restaurante?

 

Tu cultura es incopiable, porque una parte de su ADN eres tú mismo y los valores que te guían en la vida.

Hay dos tipos principales de valores centrales que se pueden considerar al explorar y crear la personalidad de tu marca. Por un lado, los que representan lo que desearías ser y, por otro, los que definen quién eres realmente.

Los primeros son los que se pueden describir como “valores transversales”. Están representados por todos aquellos atributos a cualquiera le gustaría incorporar a su cultura de empresa. Son valores que contribuirían a tu aspiración de ser mejor, de superarte.

Palabras como orgullo, integridad, trabajo en equipo, puntualidad, limpieza, honestidad, servicio o rentabilidad, describen valores transversales deseables en toda organización.

Sin embargo, hay una gran diferencia entre querer ser mejor y hacer algo para mejorar, especialmente si queremos mantenerlo en el tiempo.

Tus valores transversales.

De hecho, lo más probable es que algunos de esos valores transversales ya formen parte de la cultura de tu empresa. Que se vivan y respiren en tu actividad de cada día y, por tanto, definan tu verdadera identidad. Se han convertido en tus “valores principales” reales, los que tienen profundas raíces en tu identidad.

Pero además de esos valores transversales que se comportan como principales en la cultura de tu restaurante, muy probablemente, existirán otros que completen tu personalidad. Son valores que se encuentran en el núcleo de tu manera de hacer las cosas y que, generalmente, responden a preguntas como: ¿qué representas? ¿Cuál es el principio fundamental, al que no renunciarías, en tu vida? ¿Qué sentimientos afloran en ti cuando te enfadas?

 

La cultura de tu restaurante es ese faro que atrae a tus clientes. Los rasgos que lo hacen único e irresistible para ellos.

Quizá tengas que profundizar en ti para descubrirlos. Pero una vez que los encuentres sabrás de inmediato por qué nunca podrías renunciar a ellos. Se trata de tus valores no negociables. Los que no sacrificarías por dinero ni por el hecho de que, en un momento dado, pudieran ser un inconveniente.

Aprendizaje, humor, compasión, familia, creatividad, responsabilidad, hospitalidad… a diferencia de los valores transversales que son aspiracionales, los valores centrales auténticos provienen de tu esencia como ser humano. De quién eres tú realmente. Aprende a cultivarlos porque en ellos encontrarás las semillas de la grandeza a la que aspiras.

Todo este conjunto de valores, transversales y principales, conforman la cultura empresarial que deberás transmitir a tu equipo. No los publiques en un póster ni los envíes por correo electrónico. Explícalos, discútelos con las personas que trabajan para ti. Procura que se conviertan en algo vivo, algo de lo que se hable con frecuencia en tu organización. Solo así conseguirás que perduren en el tiempo y se conviertan en la mejor vacuna contra la mediocridad.

 

La cultura y sus valores fundamentales tienen un impacto sobre tu restaurante que repercute directamente en la marca y en ti mismo.

La clave para comunicar cualquiera de tus valores (por ejemplo, la honestidad) está en explicar qué significa exactamente para ti y asegurarte de que todos lo entienden. La única definición que importa para construir tu marca es la tuya. Habla con tu equipo sobre lo que significa cada valor principal para ti y para tu marca.

Por último, no olvides que debes ser el ejemplo viviente de tus valores fundamentales. Si tú no los respetas, ¿cómo puedes esperar que lo haga tu equipo? Demuéstrales la importancia de cada valor con tus acciones. Hechos, no palabras. A tu equipo no le importa lo que dices que harás, sino lo que haces. Si tus valores fundamentales son auténticos, impregnarán tu forma de hablar, de comportarte y dirigir tu negocio y se transmitirán al resto de tu equipo.

La cultura de tu restaurante es un sentimiento que se basa en los valores. No puedes fingirla. Solo puedes cultivarla alimentando cada día las emociones y los valores que te hacen único. Seguramente no puedas evitar que la competencia copie uno de tus entrantes o de tus cócteles. Lo único que es imposible de reproducir es tu cultura, porque una parte de su ADN eres tú mismo y los valores que te guían en la vida. Al fin y al cabo, ¿quién dijo que montar un restaurante era algo sencillo?

Fórmate con el Método Gas. Atrévete a mejorar, muchos lo han hecho ya y han conseguido que sus negocios funcionen incorporando criterios profesionalizados de gestión de restaurantes.